Los días que vivimos, con fechas que definen determinados actos o festejos, nos lleva por el camino de la reflexión acerca de los nuevos escenarios de la práctica en la modalidad de Educación de Jóvenes y Adultos.
Esa reflexión referida a abordar aspectos que remiten a la diversidad de los actores y las acciones que se llevan a cabo, reconociendo sus raíces y características particulares de trabajo, poniendo mayor atención en las variables vinculadas a la identidad, diversidad cultural y desigualdad sociocultural.
Una tarea interesante es redescubrir la singularidad de cada alumno, de cada actor o grupo clase, de cada barrio, de cada contexto social. Reconstruyendo su “presente” y visualizando los distintos caminos de la “historia” que los ha forjado, debiera ser una práctica que complementa parte de la mirada de los destinatarios, mirada que no siempre es tenida en cuenta u observada. Avanzar en el análisis del “uso” de categorías muy reiteradas en los ámbitos educativos o espacios institucionales, tales como: cultura, diversidad, diferencia, interculturalidad, integración, equidad, educabilidad y sus derivados discriminación, xenofobia, racismo, permiten develar lo latente u oculto y reconocer un “valor” no siempre dicho.
Nuestra escuela de Adultos, se localiza en una región donde convive la diversidad cultural de migraciones internas y externas (chilenos, bolivianos, españoles, italianos, etc.), a la vez van que creciendo las reivindicaciones de los pueblos originarios (mapuche).
Muchas personas que asisten a la escuela tienen su historia u origen, raíces culturales y religiosas, fiestas patronales o fiestas patrias que a veces demandan algunos días de festejo en las comunidades que pueblan nuestro sistema educativo de todos los niveles y modalidades. Estas prácticas no existen, ni son tenidas en cuenta en el calendario escolar.
Además si recordamos allá por diciembre del 98 cuando una norma provincial sólo permitía llevar la bandera sólo a los nacidos en el país. La aludida norma tenía como requisito exclusivo que el abanderado escolar debe ser "argentino nativo" y fue el argumento oficial utilizado para impedir que las estudiantes Natalie Rocha Navarro, nacida en Chile, y Mariana Vilali Vilte Chávez, de origen mexicano, portaran la bandera argentina en el acto de fin de curso.
Sin profundizar en la polémica que generaron estos hechos, pero sin con el ánimo de recordar y tenerlo presente, nos lleva a preguntarnos:
¿Es la escuela un espacio de educación que incluye a todos por igual, integrando las diferentes culturas?
¿Se toma el aporte de las raíces familiares para la elaboración de una educación integral o sólo se toma como un dato característico?
¿Instrucción patriótica o educación para lo multicultural?
¿Existe en las escuelas la educación que promueva la integración desde la diversidad cultural?
En las aulas siempre se tiende a homogeneizar pero se habla mucho de diversidad. ¿Cómo educar para la diversidad sin suprimirla?
En estas fechas de 18 de septiembre los hermanos chilenos festejan su independencia, y lo hacen también desde el lugar donde se encuentran, desde la Argentina, añorando su patria y amando la tierra donde decidieron quedarse y ver sus retoños florecer. Muchos de ellos están en nuestras escuelas…
Esa reflexión referida a abordar aspectos que remiten a la diversidad de los actores y las acciones que se llevan a cabo, reconociendo sus raíces y características particulares de trabajo, poniendo mayor atención en las variables vinculadas a la identidad, diversidad cultural y desigualdad sociocultural.
Una tarea interesante es redescubrir la singularidad de cada alumno, de cada actor o grupo clase, de cada barrio, de cada contexto social. Reconstruyendo su “presente” y visualizando los distintos caminos de la “historia” que los ha forjado, debiera ser una práctica que complementa parte de la mirada de los destinatarios, mirada que no siempre es tenida en cuenta u observada. Avanzar en el análisis del “uso” de categorías muy reiteradas en los ámbitos educativos o espacios institucionales, tales como: cultura, diversidad, diferencia, interculturalidad, integración, equidad, educabilidad y sus derivados discriminación, xenofobia, racismo, permiten develar lo latente u oculto y reconocer un “valor” no siempre dicho.
Nuestra escuela de Adultos, se localiza en una región donde convive la diversidad cultural de migraciones internas y externas (chilenos, bolivianos, españoles, italianos, etc.), a la vez van que creciendo las reivindicaciones de los pueblos originarios (mapuche).
Muchas personas que asisten a la escuela tienen su historia u origen, raíces culturales y religiosas, fiestas patronales o fiestas patrias que a veces demandan algunos días de festejo en las comunidades que pueblan nuestro sistema educativo de todos los niveles y modalidades. Estas prácticas no existen, ni son tenidas en cuenta en el calendario escolar.
Además si recordamos allá por diciembre del 98 cuando una norma provincial sólo permitía llevar la bandera sólo a los nacidos en el país. La aludida norma tenía como requisito exclusivo que el abanderado escolar debe ser "argentino nativo" y fue el argumento oficial utilizado para impedir que las estudiantes Natalie Rocha Navarro, nacida en Chile, y Mariana Vilali Vilte Chávez, de origen mexicano, portaran la bandera argentina en el acto de fin de curso.
Sin profundizar en la polémica que generaron estos hechos, pero sin con el ánimo de recordar y tenerlo presente, nos lleva a preguntarnos:
¿Es la escuela un espacio de educación que incluye a todos por igual, integrando las diferentes culturas?
¿Se toma el aporte de las raíces familiares para la elaboración de una educación integral o sólo se toma como un dato característico?
¿Instrucción patriótica o educación para lo multicultural?
¿Existe en las escuelas la educación que promueva la integración desde la diversidad cultural?
En las aulas siempre se tiende a homogeneizar pero se habla mucho de diversidad. ¿Cómo educar para la diversidad sin suprimirla?
En estas fechas de 18 de septiembre los hermanos chilenos festejan su independencia, y lo hacen también desde el lugar donde se encuentran, desde la Argentina, añorando su patria y amando la tierra donde decidieron quedarse y ver sus retoños florecer. Muchos de ellos están en nuestras escuelas…
muchas veces replanteo el tema de la patria grande llamada latinoamerica y se conjuga con cosas tan simples como mirar nuestro acervo cultural familiarizado con nuestra larga geografia que une nuestra patria (Chile) ya que soy Chileno y mi segunda patria (Argentina) fijandonos en fechas que para algunos pasa inadvertida pero celebraremos 200 años de independencia sin embargo nos sigue uniendo la musica, cultura,bailes que son el reflejo de esta linda tierra llamada america donde muchos creemos que es EL PARAISO. viva Argentina, Viva Chile.Pedro Barria Aguero
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